“Aquí la señal es muy buena, las páginas bajan con rapidez, aunque todavía es un poco caro”, explica a EL TIEMPO.
El joven se presta para ayudar a otros usuarios con menos habilidad para entender la tecnología. “Sí, sí podría poner un puesto de información y ganarme la vida de esta manera”, agregó.
Unos metros más abajo, Luis, un trabajador independiente que vende bolsos de cuero en una pequeña feria de artesanía asomada a la misma arteria habanera, está “feliz” con el servicio.
Sentado en el banquito donde pasa con mayor comodidad la jornada laboral, muestra un iPhone 6 por el que dice haber pagado 1.200 dólares.
A la pregunta de si se conecta fácil la red wifi Etecsa contesta que sí. “No hay ningún problema. Yo me conecto con mi cuenta Nauta y consumo de mi saldo. Si se me termina, puedo recargarlo o comprar una tarjeta de 2 CUC (pesos cubanos convertibles) –lo que equivale a 2 dólares– por hora”.
La señal es tan fuerte que llega al extremo del mercado y a los domicilios próximos, los únicos –salvo extranjeros, periodistas y funcionarios autorizados– que pueden disfrutar de internet en la casa, un servicio que tardará un poco más en estar disponible.
Los pocos que cuentan ahora con acceso en sus viviendas lo hacen por línea analógica. La banda ancha está reservada para profesionales privilegiados y extranjeros que pagan un mínimo de 180 dólares para conectarse a 128/250 kbps con tarifa plana. Entre mayor sea la velocidad de subida y bajada es mayor el precio.
La prioridad de Etecsa es ampliar la cobertura wifi a más calles y parques de la isla. El director de Comunicación del monopolio de telecomunicaciones, Luis Manuel Díaz Naranjo, explicó que han empezado por 35, pero irán ampliándose al menos hasta los 100 puntos en los que se puedan conectar de 50 y 100 usuarios simultáneamente.
Solo hay que tener “una cuenta de correo Nauta, temporal o permanente desde teléfonos móviles, ordenadores personales o tabletas con ese tipo de conexión”, o comprar la tarjeta que desde el día 1 es 50 por ciento más barata.
El directivo admite que el precio sigue “sin ser el deseado”. Estar conectado 24 horas supondría 1.440 dólares. Impagable para un salario medio de unos 25 dólares mensuales.
Cabe esperar que el restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE. UU. incida favorablemente en las tarifas. El gobierno de Barak Obama promueve la mejoría del sector de telecomunicaciones.
Varias compañías de EE. UU. quieren hacer parte del negocio en la isla.
Etecsa y particulares que mueven su negocio por internet venden móviles de gama media con wifi, así como tabletas con esa tecnología para esta primera etapa de wifi Etecsa.
Díaz Naranjo recuerda que esta nueva forma de acceso complementa los servicios ofrecidos actualmente desde las salas públicas de navegación –una especie de cibercafé sin café y con colas enormes– y los centros de cómputo Joven Club de Computación y Electrónica.
En La Habana, la sala de navegación al aire libre estará en el tramo del cine Yara hasta el Malecón y en la popular y transitada Rampa, la principal calle del céntrico barrio de El Vedado. También están listos los repetidores en un parque de La Lisa, al oeste de la capital, y en La Habana Vieja.
La posibilidad de tener una cuenta de correo en el móvil está disponible desde el año pasado. Ha sido muy bien acogida y en pocos meses ya cuenta con 800.000 clientes.
Tras una reciente visita a la isla, directivos de Google, la plataforma que todavía impide el acceso desde Cuba a algunos de sus servicios, recomendaron a las autoridades comunistas potenciar las redes wifi para usarlo con teléfonos móviles, de los que Cuba suma 3 millones.
Antes de dar este paso, el Partido Comunista de Cuba y el Gobierno que preside Raúl Castro han estudiado cuidadosamente los pros y los contras. Negar esa forma de comunicación mundial sería ir contra el progreso, pero han hecho hincapié en formar a los jóvenes en los valores socialistas para así contar con un ejército de internautas que defiendan la revolución frente a quienes usan las redes para denigrarla.
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