lunes, 22 de diciembre de 2014
- 18:37
- Nemesis Martes
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Padre mío, ahora que las voces se silenciarony los clamores se apagaron, aquí al pie de la camami alma se eleva hasta Tí, para decirte:Creo en Tí, espero en Tí, te amo con todasmis fuerzas, Gloria a Tí Señor.deposito en tus manos, la fatiga y la lucha,las alegrías y desencantos de este díaque quedó atrás.Si los nervios me traicionaron, si los impulsosegoístas me dominaron, si di entrada al rencoro a la tristeza, ¡Perdón, Señor!. Ten piedad de mí.Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas,si me dejé llevar por la impaciencia.Si fui espina para alguien ¡Perdón, Señor!.No quiero esta noche entregarme al sueño, sin sentirsobre mi alma la seguridad de tu misericordia,tu dulce misericordia, enteramente gratuita, Señor.Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la sombrafresca que me ha cobijado durante todo este día.Te doy gracias porque, invisible, cariñoso, envolvente,me has cuidado a lo largo de estas horas.Señor, a mi alrededor ya todo es silencio y calma.Envía el ángel de la paz a esta casa. Relaja mis nerviossosiega mi espíritu, suelta mis tensiones,inunda mi ser de silencio y serenidad.Vela sobre mí, Padre querido, mientras me entregoconfiado al sueño, como un niño que duermefeliz entre tus brazos.En tu nombre Señor, descansaré tranquilo.Amén.
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