miércoles, 25 de febrero de 2015


San Judas, Apóstol de Cristo y Mártir glorioso, deseo honrarte con especial devoción. Te acojo como mi patrón y protector. Te encomiendo mi alma y mi cuerpo, todos mis intereses espirituales y temporales y asimismo los de mi familia. Te consagro mi mente para que en todo proceda a la luz de la fe; mi corazón para que lo guardes puro y lleno de amor a Jesús y María; mi voluntad para que, como la tuya, esté siempre unida a la voluntad de Dios. Te suplico me ayudes a dominar mis malas inclinaciones y tentaciones evitando todas las ocasiones de pecado. 


Obténme la gracia de no ofender a Dios jamás, de cumplir fielmente con todas las obligaciones de mi estado de vida y practicar las virtudes necesarias para salvarme. Ruega por mi Santo Patrón y auxilio mío, para que, inspirado con tu ejemplo y asistido por tu intercesión, pueda llevar una vida santa, tener una muerte dichosa y alcanzar la gloria del Cielo donde se ama y da gracias a Dios eternamente. Amén.

Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, aclamado por los fieles con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS, hazme sentir tu poderosa intercesión aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro.

 Por el estrecho parentesco que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, por la privaciones y fatigas que por El sufriste, por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, obtenme del Dios de las misericordias y de su Madre Santísima la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, Padre mío bondadosímo, seguro que me la obtendrás siempre que convenga a la gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. (Repetir 3 veces)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

sábado, 21 de febrero de 2015


La fe se alcanza con la fortaleza, el empeño y la paciencia que el alma debe buscar en la oración.

La fe es algo que se consigue con el trabajo continuo de estudiarnos a nosotros mismos y de desbrozar aquellas cosas por las que la duda surge.

No temas que el amor está contigo; desde que te fortalezcas y busques la Luz del Altísimo en cada paso de tu vida no habrá porqué temer, aunque el mundo se disuelva a tus pies.

Orar es el arma con que cuentas para vencer la duda que, en últimas, es el vencimiento de tu propio egoísmo.

La luz llega cuando el alma anhelante la espera y la pide pacientemente, sólo así la Divinidad prueba qué tanto el alma la busca verdaderamente.


Ser feliz requiere de muchos sacrificios, de vencer los propios deseos, incluso los más escondidos, para así entregarse de lleno a la Divinidad, sin dejar nada para vosotros.

La felicidad sólo se puede alcanzar en el Altísimo, lo demás son sombras que llenan de tiniteblas el camino y lo hacen doloroso.

La paz y la humildad van de la mano, una y otra forman parte del concierto inefable del amor, pensar en la humildad es buscar la paz y la dicha certera, porque en ella la Divinidad se hará escuchar.

Sirve bien al prójimo, lo que significa; ámalo como te amas a tí mismo; siempre piensa que espera esa persona de tí, cómo puedes tú amarlo como te amas a tí mismo, y nunca hagas a nadie lo  que no quieras que te hagan a tí, lo que significa: que cuando vayas a hacer cualquier cosa, piensa si a ti en esa posición te gustaría que te hicieran lo mismo o te dijeran lo mismo.

Piensa siempre que viniste a servir, no a que te sirvieran y verás que encontrarás la felicidad que nunca has encontrado; servir exige que tú trabajes y te formes, y para eso necesitas del estudio de tí mismo y de la oración; servir es el único camino que lleva a la felicidad, no lo olvides y siempre que puedas enséñalo.

¡Cuidado con la soberbia!, ¡cuidado con el juicio!, ¡cuidado con el pesimismo!, son tres sentimientos de la oscuridad  que pueden destruir todo lo que has construido en una larga vida de sacrificios.

El egoísmo es fruto de no haberte vencido y de guardar todavía algunas cosas para tí, cuando todas deberías entregárselas a la Divinidad.

Este mundo es de expiación; el dolor es el crisol que nos purifica; el oro está puro cuando lo está, no antes, y por sacar apresuradamente el oro sólo haces que se dañe; no le temas al sufrimiento cuando no lo puedas detener.

Piensa siempre que el pesimismo es de la oscuridad, no de la Luz, cuando haya un pensamiento pesimista explóralo y elimínalo.



Saber ver aquellas cosas que obstaculizan nuestro camino es un ejercicio arduo pero certero, si persistimos en él logrando cambiar hábitos, defectos y constumbres que no nos dejan estar a tono con el pensamiento de Dios.

No señales los errores de los que están a tu alrededor, que esos no te corresponde arreglarlos, concentra tu mirada en tus propias dificultades y defectos, porque mirar hacia afuera puede desviarte del camino.

No mires los defectos ajenos, puesto que éstos no te corresponde cambiarlos, pero sí dedícate con esmero a corregir los tuyos propios que son éstos lo que te debes preocupar por solucionar.

Para llegar al Amor debes seguir por un senderillo tortuoso, lleno de zarzales que ahogan y hacen sollozar, paro la recompensa al final es Él mismo, es la Divinidad misma, por la que vale la pena entregar hasta la vida misma y nuestra propia voluntad.

La Sabiduría es sobrar con acierto y con conocimiento según el pensar de Dios; es caminar según la Ley, obedeciendo a sus decretos.

Benditos sean los que con su pensamiento ayuden al prójimo a encaminarse por los caminos de la Ley Eterna, que los conducirá a la dicha imperecedera.

Busca la Luz de Cristo y derrámala en tu entorno, amando y enseñando su mandato de Amor, para que así sean más las almas iluminadas con la Divina antorcha de la Verdad, y sean menos las que perezcan en la fatal inconsciencia del crimen, el odio y el desamor.

Amas es ser consuelo para los que sufren y ejemplo para todos, y con esto poder ser una lámpara viva que dé su Luz en la densa oscuridad que nos rodea.

Ensayad el Amor, cumplid la Ley, derramad la paz y con eso crearéis a vuestro alrededro un mundo de Luz que es lo que vece las tinieblas. La Verdad reposa en la Ley Divina emanada del Altísimo, inmodificable, que garantiza la dicha de cuántos la sigan, la estudien y la busquen.

Sed lámparas vivas de esta Verdad y habréis ayudado a la obra redentora del Cristo.

El Reino de Dios padece violencia, y quienes se esfuerzan lo conquistan (Mateo 11, 12). 

Padece violencia la Iglesia por parte de los poderes del mal, y padece violencia el alma de cada hombre, inclinada al mal como consecuencia del pecado original. 

Será necesario luchar hasta el final de nuestros días para seguir al Señor en esta vida y contemplarle eternamente en el Cielo: “... el que persevere hasta el fin, ése se salvará” (Mateo 10, 22). 

La vida del cristiano no es compatible con el aburguesamiento, la comodidad, la negligencia, la pereza, la tibieza... 

El Adviento es un tiempo propicio para que examinemos cómo luchamos contra las propias pasiones, los defectos, el pecado, el mal carácter… 

Esta lucha que nos pide el Señor a lo largo de nuestra vida, muchas veces se concretará en fortaleza para cumplir delicadamente nuestros actos de piedad con el Señor, sin abandonarlos por cualquier cosa, o por el estado de ánimo... 

Nuestra lucha se concretará en el modo de vivir la caridad, en hacer un apostolado eficaz a nuestro alrededor. 

El Señor está a nuestro lado y ha puesto un Ángel Custodio que nos ayudará en la lucha, si acudimos a él. 

En nuestro andar hacia el Señor no siempre venceremos, tendremos muchas derrotas; unas de escaso relieve; otras tendrán importancia, pero el desagravio y la contrición nos acercarán más a Dios. 

Y comenzaremos de nuevo con paciencia, humildad y sin pesimismo -que es fruto de la soberbia-, pidiendo más ayuda al Señor. 

Nuestro amor a Dios se manifiesta no tanto en los éxitos que creemos haber alcanzado, sino en la capacidad de comenzar de nuevo, de renovar la lucha interior. 

No comenzamos de nuevo por un empeño personal, como si tratáramos de afirmar que nosotros podemos sacar adelante las cosas. 

En realidad, nosotros solos no podemos nada; no podemos avanzar sin la ayuda del Señor. 

Precisamente, cuando nos sentimos débiles, la fuerza de Cristo habita en nosotros (2 Corintios 12, 9-10). ¡Y es una fuerza poderosa! 

El fundamento de nuestra esperanza está en que el Señor desea que recomencemos de nuevo cada vez que hemos tenido un fracaso, quizá aparente, en nuestra vida interior o en nuestro apostolado. 

“Detesta con todas tus fuerzas la ofensa que has hecho a Dios y, con valor y confianza en su misericordia, prosigue el camino de la virtud que habías abandonado” (San Francisco de Sales, “Introducción a la vida devota”). 

Pidamos hoy a la Virgen la gracia de no abandonar la lucha jamás y la humildad de recomenzar siempre.

EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN. ( Lc. 21, 33).




Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí (Jn. 14,6).

El que me ha visto a mí, ha visto al Padre (Jn. 14, 9).

Yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí. (Jn. 14, 11).

La palabra que escucháis no es mía, sino del Padre, que me ha enviado. (Jn. 14, 24).

El Padre es más grande que yo (Jn. 14, 28).

Yo y el Padre somos uno. (Jn. 10, 30).

El Padre está en mí, y yo en el Padre. (Jn. 10, 38).

A aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? (Jn. 10, 36).

Salí del Padre, y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre (Jn. 16, 28).

En verdad, en verdad os digo: Antes de que Abraham existiera, Yo Soy. (Jn. 8, 58).

Yo soy la puerta. (Jn. 10,9).

Yo soy el buen pastor (Jn. 10, 14).

Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo (Jn. 9, 5).

Yo soy la luz del mundo, el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. (Jn. 8, 12).

Yo soy el pan de la vida. (Jn. 6, 48).

El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo ha enviado. (Jn. 23).

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su único Hijo, para que todo el que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna. (Jn. 3, 16).

Llega la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz [la del Hijo] y saldrán, los que hayan hecho el bien, para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. (Jn. 5, 28).

Como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. (Jn. 5, 21).

Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. (Jn. 11, 26).

Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí. (Jn. 12, 32).

Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna. (Jn. 3,14-15).

La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado. (Jn. 6, 28).

Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti, y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado, antes que el mundo existiese. (Jn. 17, 1-5).

Como el Padre me amó, yo también los he amado , permanezcan en mi amor. (Jn. 15, 9).

Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros, como yo los he amado. Nadie amor más grande que el que da su vida por sus amigos. (Jn. 15, 13).

Si me aman, guardarán mis mandamientos, y yo pediré al Padre, y les dará otro Abogado, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni el conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. (Jn. 14, 15 - 17).

Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz. (Jn. 18, 37).

¿Porqué me buscaban? ¿No sabían que yo debo estar en la casa de mi Padre? (Lc. 2, 49).

Conviértanse, porque ha llegado el Reino de los Cielos. (Mt. 4, 17).

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen, los muertos resucitan, y se anuncia a los pobres la Buena Nueva, ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí! (Mt. 11, 4 - 6).


jueves, 19 de febrero de 2015

San Judas, tú fuiste testigo del poder sanador de nuestro Señor, Jesús. Tú viste su compasión por los enfermos y moribundos. Tú mismo tocaste a los enfermos, compartiste los dolores de los afligidos, y animaste a los desconsolados. Tú recibiste la autoridad y el poder de Jesús para hacer maravillas, curar a los incurables, y restaurar a los incapacitados. Te pedimos que intercedas ante nuestro hermano, Jesús, para que envíe su gracia para sanar a los enfermos y afligidos, para levantar a los espíritus caídos, y para infundir esperanza a los corazones desesperados. Amén.

San Judas acompañó a Jesús por las aldeas de Israel y fue testigo de su poder de sanación. Tal vez el vio a Jesús curar a los diez leprosos, sanar a una mujer sufriendo hemorragias, resucitar a los muertos. Cuando el pobre ciego gritó, "¡Jesús, hijo de David! Ten compasión de mí," San Judas probablemente oyó a Jesús contestar: "Recobra tu vista. Tu fe te ha sanado." (Lc 18:39-42)

San Judas fue uno de los discípulos a quienes Jesús "dio poder y autoridad ... y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. " (Lc 9:1-2). Los envió de dos en dos, y ellos se quedaron admirados porque "Echaban a muchos espíritus malos y sanaban a numerosos enfermos con una unción de aceite." (Mc 6:13)

Los cirujanos del hospital «Rajendra Institute of Medical Sciences» consiguieron sacar la barra de hierro que había atravesado el abdomen del Mihir Kumar, un niño indio de seis años. En la imagen, que fue tomada momentos antes de la delicada operación, se puede ver como esta barra, de un metro y medio de largo, atraviesa totalmente al pequeño.GRACIAS¡Glorioso apóstol San Judas Tadeo

En su caída se encontró con la barra que estaba sobre una terraza, y que le atravesó de parte a parte provocándole daños en el hígado y páncreas. Su estado es ahora estable y, según los médicos, las próximas 72 horas serán decisivas para su recuperación.

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La humildad es amiga de la paz, de la obediencia dijo el papa francisco luego de su gesto de humildad, es el camino abierto a dios. en las humildad esta la grandesa de tu alma

Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor, porque el poder del Señor es grande y él es glorificado por los humildes.(Eclesiastico 3:18,20)


La humildad es una característica del alma que nos prepara para tener fe. Muchas personas alaban la virtud de la humildad y la consideran una joya hermosa

La humildad es una actitud que distingue a la persona por su dedicación y su servicio hacia los demás en lugar de centrar su actividad y su pensamiento sobre si mismo, lo que sería un acto de narcisism

Cuanto más profunda es la humildad tanto más profunda es la compresión de los misterios de la fe

“Ustedes me llaman el “Maestro” y el “Señor”, y dicen bien porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado ejemplo, para que también ustedes hagan como yo he hecho con ustedes” (Juan 13, 13-15)

                                  oracion del papa francisco

Señor Jesús, te agradezco el don de la vida. Tú conoces las personas y las circunstancias que me han formado ya sea física, emocional y espiritualmente. Ellas, y las más íntimas experiencias de mi mente y de mi corazón, me han hecho la persona que soy ahora.

Perdóname, Señor, por todas las veces que te he fallado, por mi
fallas contra mi mismo y los demás. Al mismo tiempo, perdono a todos los que me han fallado de alguna manera y me han herido.

Ayúdame a ver que mi enfermedad tiene una parte muy importante en mi vida. Ella me ayudará a ser plenamente la persona que Tu quieres que yo sea. No permitas que yo pierda o desperdicie lo que Tu quieres hacer conmigo para hacer completa mi vida en esta tierra y para preparar mi vida contigo en el Cielo.

Ahora yo no puedo orar de la manera que quisiera. (Estoy adolorido, cansado confundido). Te pido que aceptes cada uno de mis respiros como un acto de amor y de confianza en Tí.

Tu eres mi Salvador. Yo quiero descansar sobre tu amante Corazón en la seguridad y en la paz, como un niño en los brazos de su padre. Yo sé que Tú no me abandonarás.

Amén

miércoles, 18 de febrero de 2015

imagenesi.net
Señor Jesús, en tu nombre y con el Poder de tu Sangre Preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño.

Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno, y en el mundo en el cual nos movemos hoy.

Con el Poder de la Sangre de Jesús rompemos toda interferencia y acción del maligno. Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel, 

San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.

Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan (nombrar a cada una de ellas), las personas que el Señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que Él generosamente nos envía
para nuestro sustento.

Con el Poder de la Sangre de Jesússellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes,  pisos y el aire que respiramos,y en fe colocamos un círculo de Su Sangrealrededor de toda nuestra familia.

Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos a estar este día, y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar (nombrar a cada una de ellas).

Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios de toda nuestra familia, y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte 
que habremos de utilizar.

Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos,las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra Patria a fin de que Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.

Te agradecemos Señor por Tu Sangre y por Tu Vida, ya que gracias a Ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo. 

Amén.
Dios de  Esperanza, ven a mí. Ayúdame a descubrir que tu esperanza vive en mí mientras trato de actuar con bondad, amor y ternura hacia los demás. Busco la serenidad interior que viene de la confianza en ti. Dame el valor para darme cuenta de tu presencia sanadora. Que pueda confiar en que San Judas camina conmigo en los momentos difíciles, e intercede en mi favor. San Judas, llena mi corazón de esperanza. 
Amén.
                                          Oración a San Judas Tadeo:Oración a Dios

Oh Dios, que nos concediste la gracia de que llegásemos a conocer tu santo nombre, mediante la predicación de tu Apóstol San Judas Tadeo, concédenos también que adelantemos en la virtud. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

                                             Oración a San Judas Tadeo:Oración a Dios

Oh gloriosísimo Apóstol San Judas!, siervo fiel y amigo de Jesús, el nombre del traidor que entregó a vuestro querido Maestro en manos de sus enemigos ha sido la causa de que muchos os hayan olvidado, pero la Iglesia os honra e invoca universalmente como patrón de los casos difíciles y desesperados. Rogad por mí que soy tan miserable; y haced uso, os ruego, de ese privilegio especial a vos concedido de socorrer visible y prontamente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Venid en mi ayuda en esta gran necesidad, para que reciba los consuelos y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (haga aquí cada una de sus súplicas especiales), y para que bendiga a Dios con vos y con todo los escogidos por toda la eternidad.

Os prometo, glorioso San Judas, acordarme siempre de este gran favor y nunca dejaré de honraros como a mi especial y poderoso protector y hacer todo lo que pueda para fomentar vuestra devoción. Amén.

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