EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN. ( Lc. 21, 33).
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí (Jn. 14,6).
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre (Jn. 14, 9).
Yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí. (Jn. 14, 11).
La palabra que escucháis no es mía, sino del Padre, que me ha enviado. (Jn. 14, 24).
El Padre es más grande que yo (Jn. 14, 28).
Yo y el Padre somos uno. (Jn. 10, 30).
El Padre está en mí, y yo en el Padre. (Jn. 10, 38).
A aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? (Jn. 10, 36).
Salí del Padre, y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre (Jn. 16, 28).
En verdad, en verdad os digo: Antes de que Abraham existiera, Yo Soy. (Jn. 8, 58).
Yo soy la puerta. (Jn. 10,9).
Yo soy el buen pastor (Jn. 10, 14).
Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo (Jn. 9, 5).
Yo soy la luz del mundo, el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. (Jn. 8, 12).
Yo soy el pan de la vida. (Jn. 6, 48).
El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo ha enviado. (Jn. 23).
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su único Hijo, para que todo el que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna. (Jn. 3, 16).
Llega la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz [la del Hijo] y saldrán, los que hayan hecho el bien, para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. (Jn. 5, 28).
Como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. (Jn. 5, 21).
Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. (Jn. 11, 26).
Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí. (Jn. 12, 32).
Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna. (Jn. 3,14-15).
La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado. (Jn. 6, 28).
Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti, y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado, antes que el mundo existiese. (Jn. 17, 1-5).
Como el Padre me amó, yo también los he amado , permanezcan en mi amor. (Jn. 15, 9).
Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros, como yo los he amado. Nadie amor más grande que el que da su vida por sus amigos. (Jn. 15, 13).
Si me aman, guardarán mis mandamientos, y yo pediré al Padre, y les dará otro Abogado, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni el conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. (Jn. 14, 15 - 17).
Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz. (Jn. 18, 37).
¿Porqué me buscaban? ¿No sabían que yo debo estar en la casa de mi Padre? (Lc. 2, 49).
Conviértanse, porque ha llegado el Reino de los Cielos. (Mt. 4, 17).
Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen, los muertos resucitan, y se anuncia a los pobres la Buena Nueva, ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí! (Mt. 11, 4 - 6).
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