martes, 21 de julio de 2015



Muchas personas creen que orar es una pérdida de tiempo, que nadie las escucha. Otras han orado pero sienten que no reciben respuesta. Un ateo se hizo una idea de cómo sería Dios y entonces le oró: “Al menos susúrrame algo”. Pero dijo que Dios mantuvo “un silencio sepulcral”.

Sin embargo, la Biblia asegura que Dios escucha las oraciones. Las Escrituras registran las siguientes palabras dirigidas a un pueblo de la antigüedad: “[Dios] se apiadará de ti al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá” (Isaías 30:19, El libro del Pueblo de Dios). Otro versículo dice: “La oración de los rectos le es un placer” (Proverbios 15:8).

Jesús le pidió ayuda a su Padre “y fue oído favorablemente” (Hebreos 5:7).
La Biblia también tiene ejemplos de oraciones que fueron escuchadas. Un versículo dice que Jesús “ofreció ruegos y también peticiones a Aquel que podía salvarlo de la muerte, [...] y fue oído favorablemente”, pues Dios lo resucitó (Hebreos 5:7). Hallamos otros ejemplos en Daniel 9:20, 21 y 2 Crónicas 7:1.

Entonces, ¿por qué algunas personas sienten que nadie escucha sus oraciones? Si queremos que Jehová, * el Dios de la Biblia, nos escuche, tenemos que orarle solo a él. No debemos orar a ningún otro dios ni a nuestros antepasados. Además, el Creador quiere que lo que le pidamos sea “conforme a su voluntad”, es decir, de acuerdo con lo que él aprueba. Si así lo hacemos, nos asegura que “nos oye” (1 Juan 5:14). Por lo tanto, si queremos que Dios nos escuche, tenemos que conocerlo y obedecerlo.

Muchas personas están convencidas de que orar es más que una costumbre religiosa, que Dios realmente escucha y responde sus oraciones. Isaac, de Kenia, dice: “Oré por ayuda para entender la Biblia. Poco después, alguien se me acercó y me ofreció la ayuda que necesitaba”. Hilda, que vive en Filipinas, quería dejar de fumar. Lo intentó varias veces, pero no lo logró. Así que su esposo le sugirió que le pidiera a Dios que la ayudara. Después de orar, ella dice: “Es increíble cuánto me ayudó. Se me empezaron a quitar las ganas de fumar. Pude dejar el cigarrillo”.

Si lo que a usted le preocupa está de acuerdo con la voluntad de Dios, ¿querrá él ayudarlo?

Los comentarios de Samuel, Teresa y Magdalene muestran que la gente ora por diferentes razones, unas más nobles que otras. Algunas oraciones son muy sinceras, y otras son mecánicas, sin ningún sentimiento. Pero lo cierto es que, sin importar la razón por la que oran —aprobar un examen, pedir que gane su equipo favorito, que les vaya bien en su familia o por cualquier otra razón—, millones de personas sienten la necesidad de orar. De hecho, algunas encuestas muestran que hasta quienes no pertenecen a ninguna religión suelen orar.

Y usted, ¿ora? En ese caso, ¿qué pide? Sea que tenga la costumbre de orar o no, puede que se pregunte: ¿Realmente sirve para algo? ¿Hay alguien escuchando? Cierto escritor opinó que la oración es simplemente “una forma de terapia [...;] como tener un pez y hablar con él”. Algunos médicos piensan lo mismo, describen la oración como un tipo de “medicina alternativa”. ¿Usted qué cree? ¿Ora la gente por rutina o, como mucho, para conseguir algún beneficio terapéutico?

La Biblia enseña algo diferente. Dice que la oración es mucho más que una terapia. Afirma que alguien escucha las oraciones que se hacen de la forma y por las razones adecuadas. ¿Será esto cierto? Bueno, analicemos las pruebas.

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