miércoles, 22 de julio de 2015



Construir cabañas de madera debería ser una "asignatura obligatoria" en la infancia de cualquier niño. Somos muchos los que hemos pasado fines de semana y veranos enteros reuniéndonos con nuestros amigos para recoger materiales y erigir un refugio, sin necesidad de planos ni herramientas avanzadas. Es posible que recuerdos parecidos pasaran por la mente de Barry Cox el día que decidió construir una iglesia con árboles vivos. Lograr lo que puedes ver en el vídeo de YouTube le ha llevado nada menos que cuatro años.

"Salí de casa por la puerta de atrás y pensé: ese espacio necesita una iglesia", asegura Cox, que comenzó a trabajar en abril de 2011. Así que, ni corto ni perezoso, se puso manos a la obra.

Lo hizo cerca de Cambridge, en Nueva Zelanda, la misma ubicación donde fue filmada la exitosa trilogía de "El Señor de los Anillos". A la vista del resultado, no deberíamos descartar que el mismísimo Peter Jackson reparase en este peculiar santuario para incluirlo en sus próximas películas.

Barry ha sido aficionado a la arquitectura religiosa durante toda su vida, una inclinación que atribuye a sus antepasados italianos. Tenía claro que quería que "el techo y las paredes fuesen muy diferentes para poner de relieve las proporciones".

Por eso para la cubierta escogió el aliso, un árbol flexible y capaz de doblarse adoptando la forma de la estructura de hierro temporal. En pocos años, las propias ramas acabarán formando esa armazón. Además, sus hojas caducas permiten la entrada de la luz en invierno, ayudando a conservar el césped del suelo.

Para las paredes, el autor de esta impresionante obra ha escogido un árbol de té australiano. Su follaje es grueso y su color recuerda al de la piedra, algo que ayuda a recrear la atmósfera que el lugar requiere.

El interior está decorado por un sinfín de variedades de flores y árboles, como rosas, camelias y abedules. Día tras día, con esfuerzo y dedicación durante cuatro años, Barry Cox fue capaz de hacer realidad su sueño: hoy puede presumir de una iglesia viva, que respira y florece; y con capacidad para 100 personas.

La idea inicial de Barry era reservar el templo para él mismo, para tener un rincón apartado y tranquilo en el que reflexionar... pero no pudo decir "no" a su sobrino le pidió permiso para casarse allí. Después vinieron otros familiares, otros amigos y otras parejas que también querían disfrutar de la iglesia, al menos durante unos minutos.

Así que el artista ha cedido a la presión popular y, desde el pasado mes de enero, su magnífico edificio está abierto a visitas del público. Incluso tiene su propia página web de presentación. Sin duda, un monumento así merece ser conocido.


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